La lucha de un padre ejemplar
Otro padre que se desvive por su hija es Félix Espinoza Vargas. Un gran pintor y escultor que tiene como gran virtud ser un símbolo de lucha y ejemplo para cualquier persona.
No tiene brazos ni una pierna, pero a sus 35 años Félix posee una gran habilidad para pintar con el pie. Sus obras poseen belleza y valor especial.
Félix asegura que su mejor obra de arte es su hija Nicole, una niña que concibió de manera natural y con amor junto a su esposa. Pese a no tener extremidades, Félix nunca se ha limitado en expresar la adoración que siente por su hija de 8 años. Besos, apapachos y ‘capachún’ son algunas de sus maneras.
Otro padre que se desvive por su hija es Félix Espinoza Vargas. Un gran pintor y escultor que tiene como gran virtud ser un símbolo de lucha y ejemplo para cualquier persona.
No tiene brazos ni una pierna, pero a sus 35 años Félix posee una gran habilidad para pintar con el pie. Sus obras poseen belleza y valor especial.
Félix asegura que su mejor obra de arte es su hija Nicole, una niña que concibió de manera natural y con amor junto a su esposa. Pese a no tener extremidades, Félix nunca se ha limitado en expresar la adoración que siente por su hija de 8 años. Besos, apapachos y ‘capachún’ son algunas de sus maneras.
Padre e hija también comparten la inclinación por el arte. Ella baila y pinta. Cada vez que tienen oportunidad, su hija y él se van a Punta Hermosa para que ambos pinten contemplando el mar.
El arte de Félix es muy reconocido en nuestro país y en el exterior; eso lo ayuda a sostener a su familia, pero lo más importante es el inmenso amor que reparte y enseña a cultivar.
La pérdida de un hijo fue su dolor más grande; un dolor que con el tiempo canalizó y convirtió en un amor desinteresado, puro y protector, como el verdadero sentimiento paternal.
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